En la era digital hay tanta información como confusión acerca de algo tan orgánico y natural como nuestra alimentación. Continuamente leemos qué, cuánto y cómo comer, y a menudo basamos nuestra dieta en las directrices de la última tendencia…
Poco sorprende que la mayoría de nosotr@s vivamos desconectad@s de nuestro cuerpo y sus mensajes: comemos sin hambre o dejamos de comer estando todavía hambrient@s, pensamos y calculamos nuestra ingesta en lugar de escuchar nuestros instintos, e intentamos ignorar en lugar de satisfacer las necesidades de nuestro apetito.
¿No sería más sencillo e indudablemente más satisfactorio hacer el movimiento inverso? ¿no sería más cabal, al sentir hambre, escuchar nuestro cuerpo y sus señales en lugar de acallarlas?